Como lo comenta Frank Luerwegl, el cerebro de los niños que han padecido traumas se desarrolla con mayor rapidez que el de otros de la misma edad pero que no han vivido dichas experiencias, sugieren algunos estudios. Al parecer, este fenómeno les ayuda a afrontar los retos de adolescentes. Por ejemplo, las redes cerebrales que regulan el miedo maduran antes. Sin embargo, el desarrollo acelerado conlleva desventajas a largo plazo: el cerebro pierde su plasticidad de manera precoz, lo que favorece los trastornos psíquicos.
Para saber más de este importante estudio, sobre la madurez del cerebro a temprana edad por causas traumáticas, las consecuencias en el desarrollo del niño y a futuro como adulto, le invitamos a seguir leyendo este artículo, “Niños con trauma”